El 26 de mayo de 1941, Adolf Hitler ordenó a Ferdinand Porsche y a la compañía Henschel que desarrollaran prototipos de un nuevo carro pesado. Se mostraron los prototipos al Führer el 20 de abril de 1942. La fabricación comenzó, pero se acortó el ciclo de producción debido a la complejidad de los sistemas de conducción y control del carro y a la escasez de cobre. Más tarde, 90 cascos ya fabricados se convirtieron en cazacarros Ferdinand.
Las características corresponden con vehículos con tripulaciones entrenadas al 100 %.