Entre bastidores en el Museo de Blindados: Entrevista con el equipo de restauración

¡Comandantes!

Estamos acostumbrados a ver a nuestros blindados en acción en la línea del frente, ¿pero cuántas veces podemos verlos durante los descansos? Mike Hayton, del Museo de Blindados, nos cuenta sus vivencias como responsable del taller de estas emblemáticas máquinas y nos explica cómo mantienen los blindados con todo lujo de detalles.

Ya publicamos esta entrevista en inglés, a vísperas del Tankfest 2022, pero ahora os la traemos en español, para que no os perdáis detalle. Emprended esta vasta lectura, ¡una perla para cualquier aficionado a los blindados!

Hola, Mike Hayton. ¿Puede describirnos su papel y lo que hace día a día?

Soy el responsable del taller y de restauración en el Museo de Blindados. Con mi experiencia y mis conocimientos, asesoro al taller cuando es necesario. También estoy muy implicado con el Tiger 131 y las demostraciones de eventos como el Tankfest y el Día del Tiger.

Mike Hayton, responsable de taller y de restauración en el Museo de Blindados de Bovington.

¿Cuál es la experiencia del equipo? ¿Hay especializaciones en el Departamento de Restauración?

El equipo se divide en dos grupos: uno se centra en los vehículos históricos, y el otro realiza las operaciones diarias de los vehículos de demostración. La mitad del equipo está formada por voluntarios del museo y la mayoría tienen experiencia como mecánicos o militares.

Con el tiempo, se han vuelto conocedores notables de ciertos vehículos. Buzz, por ejemplo, sabe mucho sobre los carros Sherman y condujo el Sherman de la película «Corazones de acero». También tenemos dos aprendices: uno se ocupa principalmente de las máquinas, y el otro trabaja en la mayoría de los vehículos para ganar experiencia.

«Por supuesto, estos blindados antiguos no tienen ordenadores; ¡todo son tuercas, tornillos y muchas palabrotas!»

¿Qué le llamó la atención en los blindados? ¿Qué es lo que le fascina a usted de los carros de combate?

Mi padre solía llevarme al Museo de Blindados, así que en mi juventud pasé mucho tiempo con carros de combate. Ahí empezaron a gustarme, pero también me enamoré de los vehículos con orugas. A algunos les gustan los aviones, a otros los coches; a mí me gustan los blindados. Todo empezó incluso antes de la adolescencia.

Con los años, me compré mi propio blindado: un FV432, un transporte blindado de personal. Solíamos conducirlo en carreteras públicas. Era famoso en donde vivíamos y nos divertíamos mucho. Más tarde, tuve la oportunidad de trabajar con el Museo. En aquella época, tenía mi propia empresa, pero la oportunidad era demasiado buena para rechazarla.

«Cada blindado tiene su propio olor. Llevo aquí tanto tiempo que, si alguien me venda los ojos y me mete en un blindado, sería capaz de decir de qué país viene el vehículo».

¿Qué consejo le daría a aquellos jóvenes o aficionados a los blindados que quieran hacer su trabajo?

Lo que más influye es tener un buen espíritu mecánico o interesarse por la mecánica. Para trabajar con los vehículos más antiguos no hace falta tener un diploma universitario, basta con interesarse en el olor del blindado, acostumbrarse a llevarse golpes en la cabeza en su interior y cosas así. Nuestros aprendices son la prueba: empezaron aquí y les está yendo muy bien.

¿Hay algún blindado en el que es más fácil o más difícil trabajar?

Hasta cierto punto, todos tienen sus complicaciones; ya que básicamente estamos encajando con calzador motores grandes en áreas pequeñas. A mediados de los 1960 y los 1970, el diseño de los carros de combate estaba mejor pensado. Por ejemplo, el transporte blindado de personal FV432 tiene un «grupo» de motor; así que si quitáis cuatro tornillos y un par de cosas más, podéis quitar todo el conjunto. El motor, la caja de cambios, los radiadores; todo está en un gran marco, así que se puede sacar del blindado, poner en el suelo, conectar los cordones umbilicales y poner en marcha fuera del carro de combate. Con el tiempo, el diseño de blindados se volvió mucho más fácil y sigue siendo así.

En el M60 estadounidense hasta pusieron unos rodillos en la parte trasera del motor. Así que podéis sacar el motor del carro de combate rodando, ponerlo en el suelo y ponerlo en marcha. En los nuevos Leopard el conjunto se puede retirar fácilmente, pero es mucho más técnico.

¿Prefiere los vehículos históricos o los de demostración?

Intento ser lo más imparcial posible, pero los favoritismos vienen con la facilidad de trabajo. En este momento hay un Churchill que nos da problemas. Es difícil trabajar con él; con la mecánica del motor. Es inevitable compararlo al Panzer III, cuyo motor podemos desmontar en una mañana. Trabajar con los carros alemanes es fácil, pero son más técnicos y más difíciles de entender, sobre todo el Tiger.

«Es como un gran juego de Meccano; muy bien pensado y diseñado».

¿El Tiger 131 es uno de los blindados en los que más cuesta trabajar?

Por experiencia, diría que sí. Es nuestra principal atracción y, cuando tomé la responsabilidad de él en 2004, teníamos una fiabilidad del 100 %. Ahora trabajamos con él un poco menos y mantener la fiabilidad se ha hecho cuesta arriba. Nos da muchos dolores de cabeza y nos hemos hecho muchas preguntas, pero lo seguimos logrando. Y estoy bastante orgulloso de ello.

Lo mismo sucede con el Panzer III; son los dos blindados a los que dedicamos más tiempo, porque son los que más interesan a los visitantes. El Panzer III también es fiable al 100 %; nunca hemos tenido que remolcarlo de vuelta.

Echad un vistazo a nuestro vídeo sobre el funcionamiento del Tiger 131 con Mike Hayton y nuestro experto, Richard Cutland.

¿Cada cuánto tiempo se ponen en marcha los vehículos de demostración del museo? ¿Y qué tipo de problemas surgen cuando un blindado se queda parado durante meses?

La colección del museo está dividida en dos flotas: la flota histórica y la de funcionamiento. La flota de funcionamiento tiene vehículos que ponemos en marcha durante el verano o usamos diariamente.

En general, un tercio de los blindados de nuestra colección funcionan. Otro tercio funcionaría si se invirtiera el tiempo y el esfuerzo necesarios. Y el último tercio de los vehículos resultarían demasiado caros de reparar. En cada evento solemos usar varias veces una pequeña cantidad de blindados, ya que son los que mejor rinden.

Con la flota histórica sucede lo mismo. Probablemente tengamos unos 20 o 25 vehículos que ponemos en marcha regularmente, cada pocos meses, para una película o para una demostración, como el Día del Tiger o el Tankfest. Con el carro de combate principal Chieftain trabajamos prácticamente cada día. Algunos blindados tienen neumáticos o piezas originales (de unos 70 u 80 años), así que preferimos ponerlos en marcha lo menos posible. Nos preocupa bastante el kilometraje de las orugas.

«Seguimos un régimen bastante estricto y ponemos en marcha los vehículos históricos lo menos posible, pero el museo tiene que sobrevivir».

Por otra parte, hay que poner los vehículos en marcha para que no se «anquilosen», ¿no?

Sí. Por ejemplo, este año vamos a exponer el Tiger dos veces. Entre ellas, pondremos en marcha el motor, lo sacaremos del hangar marcha atrás, lo prepararemos, lo calentaremos y lo volveremos a aparcar. Lo mantiene en funcionamiento.

¿A qué peligros se enfrenta el taller de restauración? ¿Tiene usted alguna historia de horror?

Dos de los peligros principales del museo son el amianto y el tritio: los materiales reflectantes de las herramientas, que brillan en la oscuridad. Hemos tenido que sellar algunos de los vehículos del museo para que no supusiesen un peligro para nadie. Es algo de lo que somos muy conscientes y nos hemos formado mucho para asegurarnos de que sabemos cómo manejar estas substancias y las herramientas.

Una vez, estábamos fuera en el Tiger para una demostración. El conductor puso la marcha atrás y el blindado se paró. Alguien se había olvidado de encender la gasolina. La encendimos, el conductor pulsó el botón y se produjo un fogonazo impresionante dentro del blindado, con montones de humo. El conductor salió por la escotilla en un par de segundos. Resulta que el cable se había soltado de la toma de tierra del casco y se había proyectado a través de la caja. La electricidad de todo el blindado quedó destruida. Cinco mil personas estaban esperando para ver el blindado en 10 minutos, así que tuvimos que usar la palanca de inercia por primera vez.

¿Qué valor cree usted que ofrece el Museo de Blindados y los vehículos restaurados en él a los visitantes?

En mi opinión, la gente, sobre todo los niños, tienen que ver qué hicieron sus abuelos o bisabuelos durante la guerra.

«Se habla mucho de ello y se enseña en la escuela, pero el museo nos parece el lugar ideal para acercar a la gente a la realidad. Ver los vídeos y las historias de los tripulantes de blindados, las cosas por las que tuvieron que pasar, qué comían, etc., es ideal para hacer que se entienda el mensaje».

Y también para la paz: ¿a quién le gustaría estar sentado en uno de estos con un gigantesco cañón disparándole? Así que en ese sentido, este lugar es fantástico.

¿Cuáles son los pasos para la restauración de un blindado?

Si el blindado lleva mucho tiempo parado, hay que seguir varias etapas. Si se ha usado antes, comprobamos el aceite, el agua y lo demás. Si lleva un par de meses parado, hay mucho más que hacer. Por ejemplo: hay que asegurarse de que las sujeciones de las orugas se mantienen en su sitio, comprobar la tensión de las orugas, los neumáticos, las ruedas, los piñones, cualquier desgaste o fuga.

«Si un vehículo lleva almacenado dos o tres años, el trabajo es mucho más importante. Puede ser necesario sacar el motor y estudiarlo más en profundidad, con cámaras internas, por ejemplo».

¿Cómo se prioriza un proyecto en lugar de otro? ¿Se basan ustedes solo en costes y restricciones de presupuesto?

La consideración principal es la oferta y la demanda. Por ejemplo, el carro de batalla principal Chieftain tiene unos paneles en las orugas. Cuando se gastan, no hay muchos con los que remplazarlos. Sucede lo mismo con el Challenger I.

También nos hemos dado cuenta de que es difícil encontrar electricistas adecuados para trabajar en los primeros Challenger y Chieftain, porque la electrónica que utilizan es horrenda. Si tuviéramos más motores y piezas de repuesto, los pondríamos en funcionamiento más a menudo. Por suerte, con el Chieftain nos dieron piezas de repuesto, pero con los servicios modernos se está volviendo problemático, ya que las piezas dejan de estar disponibles.

«Es un número de equilibrismo. Hay que evitar ser aburridos. Tenemos que atraer a gente con una gran demostración de vehículos. Para algunos blindados no hay escasez de piezas. Pero solo con su precio en el mercado, podemos decir lo insólitas que son algunas piezas».

¿Es difícil obtener piezas?

Hemos sido afortunados. A veces, los gobiernos nos ceden piezas. Nos han dado piezas y blindados fuera de servicio o excedentes. Durante la cuarentena, obtuvimos el equivalente a dos camiones articulados de piezas, lo que nos ayuda a mantener la flota en servicio.

¿Su equipo se encarga de pintar los vehículos? En ese caso, ¿puede contarnos qué hace falta para pintar un blindado?

Sí. La restauración y los clásicos restaurados me llevan interesando años, y siempre me he esforzado mucho para asegurarme de que tienen los colores adecuados. Pintar un blindado con los colores equivocados es imperdonable. Me enorgullezco de que los blindados que he pintado tengan precisión histórica.

Los tres productores principales (Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania) tienen formas muy distintas de pintar. Los alemanes usan los colores del RAL, un código de colores; y aunque hay distintos tonos en función de dónde se fabricaron los vehículos (ya que había otros productores), sabes que si usaron el RAL 7, por ejemplo, siempre será el mismo color. En el caso de los blindados alemanes es bastante fácil ser preciso con los colores, que aún se usan hoy en algunos coches. Los blindados británicos estaban pintados de color «light straw» (amarillo pajizo), por ejemplo. Los manuales de los blindados indican los colores, pero no necesariamente los códigos. En general, los blindados británicos suelen pintarse de color amarillo pajizo o verde oscuro. Los estadounidenses usan colores apagados, entre otros, que son bastante fáciles de conseguir. Por suerte, no tenían gran variedad de colores, al contrario que los blindados de otras naciones.

«Probablemente seamos líderes en la pintura de vehículos acorazados».

En un borde del espectro, tenemos un Renault de la Primera Guerra Mundial. Enviamos algunas muestras a la Universidad de Lincoln, y volvieron con una fórmula para mezclar la pintura. Así que la hicimos, la mezclamos y lo pintamos exactamente como en la Primera Guerra Mundial.

El Panzer III está pintado con un color del código de pintura alemán RAL llamado «Miel», y es perfecto. Mientras, el Panther tiene un color del final de la guerra, cuando al ejército alemán se le había acabado la pintura y solo les quedaba imprimación.

Pintamos el Panther hace unos años y lo metimos entre unos árboles para el Tankfest. El 50 % de la gente que pasó a su lado no lo vio. La gente nos dijo después que no habían visto el Panther, pese a haber caminado a unos metros de él. Es bastante satisfactorio poder «cambiar» la forma de un blindado, para que la gente no lo vea.

¡Esta es vuestra oportunidad de ver cómo se seca la pintura, literalmente! Podéis ver nuestra retransmisión en directo de 2020, con el Jagdpanther.

¿Cuál es el blindado de sus sueños, el que le encantaría tener en el taller?

Sin ninguna duda, el Crusader británico. Lleva muchos años en mi lista de cosas por hacer antes de morir. Tiene uno de los motores con un sonido más bonito del mundo. Me hubiera encantado tener ese blindado en funcionamiento, sobre todo ya que ahora hay muy pocos.

¿Cómo se suelen financiar los proyectos de restauración?

Los fondos vienen de diversos lugares. Por ejemplo, recibimos fondos de la lotería y una subvención de la fundación Prism, cuando restauramos el Tiger 131, incluyendo 30 000 £ para una caja de cambios nueva. También recibimos cuantiosas dádivas de donantes individuales y organizaciones.

Apoyad al Museo
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Patreon.

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¿Suele tener la oportunidad de conducir los blindados?

Lo he hecho en el pasado. He tenido bastante suerte y he podido ir a Suecia a conducir blindados. Conduje el Tiger, pero solo una distancia corta. Solo tenemos tres conductores, ya que los voluntarios conducen muchos blindados, quiero que obtengan tanta experiencia como sea posible. El Tiger no es un blindado con el que te vas de prácticas. Y solo sale de demostración de vez en cuando.

¿Quiere terminar con algún comentario o declaración?

Es importante recordar que hay que poner las cosas en el contexto adecuado. Hay gente que no quiere ir a un museo repleto de máquinas de matar. El nuestro lo está, pero ese no es su objetivo. Los Tiger se construyeron para matar a gente. Pero los blindados son una hermosa obra de ingeniería y no me canso de ellos, desde el punto de vista del taller.

He tenido el privilegio de trabajar e ir a Londres en el Mark IV, de la Primera Guerra Mundial. Es un pedazo de máquina y las historias lo acercan a la gente.

«Cuando te sientas dentro, con las puertas cerradas y el motor entre tú y la persona de al lado, y hay chispas y gotas de petróleo por todas partes… es inevitable pensar en toda la gente que se fue a la guerra en ellos».

Diarios del Taller de blindados

¿Queréis ver más anécdotas e imágenes exclusivas de lo que sucede detrás de las cámaras? ¡Pues estáis de suerte! El Museo de Blindados tiene una serie de YouTube con 17 capítulos que cubren todo, desde la pintura de los blindados y la recuperación de restos hasta la exhibición de ciertos blindados. ¡La lista de reproducción no deja de crecer, así que id a echar un vistazo al Taller del Museo de Blindados!

Lista de reproducción: Diarios del Taller de blindados  


¡Gracias, Mike!
¡Queremos dar las gracias a Mike Hayton y el Museo de Blindados de Bovington por darnos acceso, apoyo y la oportunidad de hablar con alguien que comparte nuestra pasión!

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