«Inside the Tanks»: El legendario Mark IV

¡Comandantes!

En este episodio de «Inside the Tanks», Richard «The Challenger» Cutland regresa a la Primera Guerra Mundial para analizar a fondo el primer blindado de combate fabricado en masa: el Mark IV británico. Es el mejor momento para hacerlo, ya que el 20 de noviembre es el aniversario de la batalla de Cambrai, en la que el Mark IV jugó un papel fundamental. Descubrid las condiciones de trabajo de la tripulación de ocho miembros del vehículo, qué hacía falta para que esta bestia de 28 toneladas con una velocidad punta de 6 km/h funcionase y cómo se adaptó al complicado terreno de la guerra de trincheras.

La batalla de Cambrai

Cambrai es una ciudad del norte de Francia que tiene un lugar en la historia de los carros de combate. Se considera que albergó la primera ofensiva blindada importante: la batalla de Cambrai de noviembre y diciembre de 1017, que mostró el potencial de estos vehículos. Fue la primera vez que los carros de combate se usaban como una unidad militar. También demostraron su eficacia cuando se coordinaban con aviones, artillería, logística, infantería y otras fuerzas.

Otro hito histórico tuvo lugar en esta batalla: el abril de 1918, un Mark IV se alzó con la victoria frente a un blindado A7V Nixe alemán en el primer duelo entre carros de combate.

Es un legado irónico de la durabilidad del Mark IV que el ejército alemán lograse usar más de estos vehículos (capturados) que de sus propios A7V.

Imagen de la izquierda: Carros Mark IV con fajinas. Imagen de la derecha: Mark IV con su tripulación.

Blindados en trincheras

Al principio de la guerra de trincheras, las orugas de acero de los primeros carros de combate aplastaban fácilmente obstáculos como alambre de espino. Sin embargo, a pesar del potencial ofensivo de este blindado cuando se usaba en conjunción con otras fuerzas, Alemania desarrolló un método innovador para defenderse de la amenaza. Tras los enfrentamientos con los Mark I en 1916, los alemanes ampliaron las trincheras para detener el avance de las máquinas. La solución obvia en el bando británico habría sido alargar los carros, pero hicieron lo contrario: el Mark IV (8 m) era casi dos metros más corto que el Mark I (9,9 m).

El desarrollo se basaba en descubrimientos del pasado: los ingenieros investigaron cómo los caballeros medievales cruzaban los fosos y las zanjas defensivas (similares a las trincheras). Resulta que cruzaban estas fortificaciones enemigas usando fardos de ramas de árboles. Cuando Reino Unido utilizó esta técnica en la Primera Guerra Mundial, los llamaron fajinas.

Las fajinas se cargaban en raíles instalados en la parte superior de los blindados. Cuando llegaban a las trincheras alemanas, la tripulación soltaba las correas de sujeción y hacía rodar las fajinas hacia las zanjas. Después de que unos cuantos blindados hicieran esto, las trincheras se llenaban y los vehículos podían cruzar. Aún se usan hoy en día, aunque están hechas de otros materiales, como tuberías de plástico.


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¡A rodar!

Imágenes de archivo cortesía del Museo de blindados.

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