Las fiestas son la época ideal para reunirse y reflexionar a lo que ha sucedido durante el último año. Sin embargo, para los que están en el frente, las cosas son bastante distintas. Sabiendo esto, decidimos que las Operaciones festivas del 2019 deberían centrarse en las tradiciones de guerra, en las anécdotas del pasado y en cómo celebraban los soldados la Navidad y el Año Nuevo. Desde el campo de fútbol improvisado en Ypres en 1914, durante el periodo festivo se ha vuelto más importante hacer un alto al fuego, por muy corto que sea, que enfrentarse al enemigo.
Nuestro equipo histórico ha estado trabajando duro para encontrar anécdotas festivas de todo el mundo. Puede que ya conozcáis algunas, pero otras menos conocidas son igual de importantes y decisivas para la filosofía del «vive y deja vivir». A continuación encontraréis detalles sobre todos los acontecimientos que inspiraron las Operaciones festivas de este año:
- Un Año Nuevo pacífico
- Navidad en los Vosgos
- Fútbol navideño
- Año nuevo 1944
- Navidades a bordo de un U-boot
Celebrar el Año Nuevo pacíficamente
Anatoly Fedorovich Zarva recuerda la celebración de Año Nuevo de 1944. El 1.er Ejército Acorazado de la Guardia recibió la visita del general Katukov, su comandante, y el general Popel, miembro del Consejo Militar. Estos felicitaron al personal militar y recompensaron a los soldados por sus méritos en la batalla. La 20.ª División Motorizada de Fusileros de la Guarida, en la que servía Zarva, se encontraba en defensa, pero la situación en el frente parecía tranquila. Los soldados tuvieron una oportunidad única de celebrar la llegada del Año Nuevo en paz.
Les esperaba una auténtica sorpresa: el menú se había ampliado considerablemente. Como regalo de Año Nuevo, todo el mundo recibió una tableta de chocolate, manzanas y un vaso de leche. La leche era un auténtico manjar, pues los tripulantes de blindados no solían tener acceso a ella durante el conflicto.
"Al alba del 1 de enero, mientras los soldados alemanes aún dormían, el comandante de la 20.ª División Motorizada de Fusileros de la Guarida dio la orden de formar filas, felicitó a todo el mundo y les deseó un feliz Año Nuevo.
Poco después, los alemanes que se encontraban frente a las fuerzas soviéticas se unieron al festejo cantando la «Katiusha», una canción que les había gustado mucho al principio de la guerra."
Navidad en los Vosgos
"El oficial alemán Richard Schirrmann comparte sus recuerdos de 1915. Las fuerzas francesas y alemanas ocupaban el territorio cerca de Bernhardstein, uno de los picos de los Vosgos (una cordillera montañosa del noreste de Francia) y solo estaban separadas por una pequeña franja de tierra de nadie. Schirrmann describió el paisaje como un «terreno salvaje cubierto de raíces y árboles destrozados sobre una tierra barrida por los proyectiles».
Sin embargo, los adversarios bajaron las armas la noche de Navidad."
Shirmann recuerda que cuando las campanas de Navidad resonaron en los pueblos de los Vosgos, las tropas alemanas y francesas sintieron algo totalmente opuesto a la animosidad.
"Dejaron de luchar y montaron una especie de fonda usando trincheras abandonadas. Se visitaron e intercambiaron bienes locales por pan de cereales de Westfalia, galletas y jamón. El oficial dijo que se sintieron tan bien que siguieron siendo amigos, incluso después de la Navidad.
Este acontecimiento dio a Schirrmann la idea de abrir una red de albergues, hoteles baratos para que los jóvenes pudieran pasar la noche y socializar."
Fútbol navideño
La mañana de Navidad, el terreno neutral se cubrió de soldados que compartían regalos y raciones con camaradería mientras cantaban canciones. Otros aprovecharon la tregua de Navidad para encontrar a sus compañeros caídos y darles un entierro digno, lo que era imposible bajo el fuego enemigo.
Poco después, prepararon unas pelotas improvisadas y empezaron a jugar al fútbol.
"Gracias al entendimiento mutuo y la pérdida del miedo, los soldados británicos se sintieron a gusto y empezaron a jugar al fútbol. Al final, retaron a los soldados alemanes a un partido. Ambos bandos crearon sus equipos y discutieron las reglas.
Los jugadores intentaron seguir las reglas del fútbol de la época y usaron dos piedras como portería improvisada. Ese día, Alemania ganó 3 a 2."
«Nunca he probado unas empanadillas como esas»
Timofey Kutigin recuerda la celebración de Año Nuevo de 1944. Su camarada, Konstantsin Konstantsinovich Argutin, nativo del Cáucaso y cerca de los sesenta, solía presumir de su experiencia como cocinero en casi todos los restaurantes de Piatigorsk y Nálchik. Ese día consiguió algo de harina en el depósito para hacer la masa y utilizó el verdel y la crema de verduras de las raciones diarias para hacer el relleno de las empanadillas festivas.
Después, montó un fogón en el refugio y empezó a cocinar.
"El olor familiar atrajo a los demás soldados, que se amontonaron en el refugio.
Poco después de medianoche, el operador de radio ordenó a la unidad que volviese al combate. Todo el mundo se apresuró a sus puestos cuando el comandante del batallón dijo: «Camaradas, mis mejores deseos para el año 1944. Espero que la guerra acabe pronto y que todos volvamos a casa. ¡Preparaos para lanzar “fuegos artificiales”! Tres disparos rápidos al enemigo. ¡Fuego!»
Después, la unidad volvió a las trincheras. Kutygin, que organizaba la fiesta estaba dando un discurso cuando el enemigo decidió devolverles el favor y felicitar a los soldados con sus propios fuegos artificiales. Alguien usó una lona para cubrir las empanadillas y que no se manchasen de tierra. Cuando acabó el bombardeo, los soldados disfrutaron de una buena cena. Incluso los papeles de la división dejan constancia de esta celebración. A Kutygin le gustaba decir que nunca había probado unas empanadillas como esas."
La Navidad a 20 metros de profundidad
"En el registro del submarino U-123 el comandante Reinhard Hardegen indica:
«Navidades a bordo en el golfo de Vizcaya. Hemos decorado todos los compartimentos con árboles de navidad artificiales, iluminados por luces eléctricas. Tras la ceremonia y la cena de navidad distribuimos cartas y regalos de sus familiares a los tripulantes. La celebración continúa en los compartimentos, repletos de canciones de Navidad.»
Sin embargo, el libro de Michael Gannon incluye recuerdos más vívidos de los presentes. Estos revelan ciertos aspectos que demuestran la importancia de esta celebración en la rutina de los submarinistas alemanes. Las personas presentes ofrecen su versión.
El comandante del U-123 esperaba pasar la Navidad en la base, pero recibió órdenes de prepararse para zarpar. Así que decidió organizar una celebración a bordo. El capitán urdió un ingenioso plan para alzar la moral de la tripulación, que no estaba contenta con tener que prepararse para una expedición la víspera de Navidad. Tras un día en el mar, el mediodía del 24 de diciembre, el comandante ordenó una inmersión rápida. Cuando el submarino alcanzó los 20 metros de profundidad, felicitó a la tripulación del U-123 por el sistema de megafonía."
Los submarinistas se tensaron cuando oyeron «Les habla el capitán». Esperaban recibir información importante sobre su misión, pero pronto la preocupación se transformó en diversión.
"Hardegen informó a la tripulación de que iban a celebrar las fiestas y que el submarino iba a pasar unas horas sumergido para evitar cualquier molestia. Añadió que quería que el ambiente fuese lo más festivo posible. Invitó a todos los tripulantes fuera de servicio a dirigirse a la sala de control central.
Cuando la tripulación se reunió, los marineros descubrieron que los intendentes tenían abetos para todos los compartimentos del buque y que los sargentos empezarían a distribuirlos pronto. El abeto más grande debía instalarse en el centro de control y los electricistas lo decorarían con luces eléctricas. Además, el navegador había conseguido pasteles y el cocinero estaba preparando una tarta.
Sin embargo, aún les esperaban más sorpresas. Tras la cena, el capitán anunció que el oficial de cubierta Horst von Schroeter repartiría regalos y cartas, asumiendo temporalmente el papel de «Knecht Ruprecht» (un ayudante de San Nicolás). Además, añadió bromeando: «Pero recordad: ¡si no os habéis portado bien recibiréis un castigo!»
La idea del capitán funcionó de maravilla, pues la noticia de los regalos y la celebración animó a la tripulación."
- Nochevieja de 1945
- Fraternización de Navidad
- Volver a casa
- La tregua de Navidad de 1914
- Celebración del Año Nuevo
Disparos para celebrar la Nochevieja de 1945
"Para Ivan Denisovich Shastun, la celebración de Año Nuevo más memorable es la de 1945. En 1944 no habían podido celebrar las fiestas; inmediatamente después de la liberación de Cherkasy habían empezado las violentas batallas por la ciudad de Smila y el río Tiasmyn.
Tras el rendimiento de Rumanía, Shastun y sus camaradas entraron en Polonia y aseguraron una pequeña posición en el río Vístula, a unos 10 kilómetros del frente. La temperatura bajo a unos 30-35 grados bajo cero y los soldados tuvieron que aporrear el suelo para hacer trincheras."
Hicieron tres agujeros, instalaron un fogón y empezaron a calentase. Los amigos se reunieron y se desearon un feliz Año Nuevo y una rápida victoria.
"Luego, lanzaron unos tiros de celebración: todos salieron y dispararon todas sus armas. Así empezó el año de la victoria.
Poco después, el comandante del 1.er Frente ucraniano ordenó un avance. Shastun estaba al mando de una batería de la 373.ª División de Fusileros. Poco después llegaron el Día del Elba y el Día de Victoria. Resulta difícil imaginar la alegría, emoción y júbilo que aportaban esas fechas. Sin embargo, la unidad de artillería tenía otro destino: Praga."
Los británicos y los alemanes fraternizan en Nochebuena
La noche del 24 de diciembre de 1914, los soldados británicos vieron que algo extraño estaba pasando en el frente, cerca de Ypres: las trincheras enemigas estaban decoradas con un océano de velas. Los soldados alemanes empezaron a cantar «Stille Nacht, Heilige Nacht» (la versión alemana del «Noche de Paz», compuesta por Joseph Mohr y Franz Gruber en 1818). Los británicos escucharon la canción hasta el final y luego cantaron su versión. Los alemanes lanzaron una ronda de aplausos.
En otras partes del frente, los soldados alemanes y británicos salían de sus trincheras, intercambiaban recuerdos y comida, cantaban villancicos y se ocupaban de sus compañeros caídos.
"Sin embargo, las unidades británicas y alemanas fueron las únicas que se unieron a la tregua de Navidad. Los franceses tenían muchas menos ganas de fraternizar con los invasores, que estaban ocupando su tierra y convirtiendo en ruinas muchas de sus ciudades.
La reacción de las autoridades a la fraternización de Navidad fue muy diversa. Los periódicos británicos publicaron varias cartas, en las que los soldados contaban a sus familias la historia de la milagrosa tregua. Los grandes periódicos nacionales, el «Daily Mirror» y el «Daily Sketch» publicaron fotografías de las tropas alemanas y británicas fraternizando. El tono de los informes solía ser positivo. Sin embargo, los periódicos alemanes no dieron publicidad al evento, todas las cartas del frente se censuraron y se prohibió que los soldados hablasen de la tregua. Por su parte, la prensa francesa indicó que la fraternización solo tuvo lugar en los puntos del frente en que se enfrentaban los británicos y los alemanes y que ningún soldado francés participó en ella."
Volver a casa
"N. A. Vdovkin, sótnik del 1.er Regimentó Cosaco de Oremburgo recuerda que estaba a las órdenes de una patrulla montada cerca del pueblo de Rimanów, en Galitzia. En las proximidades, había un terreno elevado dominado por el enemigo. Tras una escaramuza, los cosacos se acercaron sigilosamente a una cabaña guardada por soldados austríacos. Los exploradores irrumpieron en la cabaña y capturaron a 30 soldados y oficiales enemigos sin un solo disparo. Enviaron a los prisioneros al pueblo y los metieron en una casa vacía. Los cosacos estaban alimentando a sus caballos cuando uno de los soldados dijo a Vdovkin que uno de los prisioneros quería hablar con él.
Vdovkin aceptó."
Un hombre alto y de espalda ancha entró en la casa y le pidió al sótnik que le dejase volver a su casa un tiempo.
"—¿Que te deje ir a casa? —Vdovkin, preguntó sorprendido.
—Sí, a casa.
—¿Estás loco?
—No, señor. Está aquí al lado... —murmuró el prisionero.
—¿Qué está aquí al lado? —preguntó el sótnik.
—Mi casa, donde vive mi madre. Es mayor. Por favor, déjeme ir. Mañana celebramos el Nacimiento.
—¿El nacimiento? ¿Te refieres a la Navidad?
—¡Sí! ¡Eso es! ¡La Navidad! ¿Qué dice, señor? —continuó el prisionero.
—¿Cómo te llamas?
—Joseph, —contestó el sargento, rogando con las manos, —como San José, el marido de María.
—Puedes ir. —Vdovkin aceptó. —Pero recuerda, Joseph, si no vuelves me habrás fallado. Y tu mentira provocará la ira de la Virgen...
El sótnik Vdovkin no se arrepentiría de su decisión. Sesenta años después, recordaba que el sargento regresó a su cautiverio a la mañana siguiente. Su camino volvería a cruzarse con el de Joseph, su mujer y su hija durante la guerra civil, en Tavriya. Su familia rezaba por el sótnik Vdovkin cada Navidad."
La tregua de Navidad de 1914
Primero, los soldados alemanes encendieron velas en las trincheras, decoraron los abetos y se pusieron a cantar villancicos. Luego, los británicos empezaron a cantar sus propios villancicos.
Siguieron intercambiando buenos deseos por Navidad.
"Los alemanes gritaron en un inglés chapurreado «¡Feliz Navidad, ingleses!» y recibieron como respuesta: «¡Igualmente, Fritz, no os empachéis con las salchichas!». Poco después, soldados de ambos bandos se abrieron camino hasta la tierra de nadie para intercambiar comida y pequeños recuerdos, como botones y sombreros. Esa noche, la artillería de la región enmudeció. La tregua de Navidad permitió que los soldados se ocupasen de sus compañeros caídos. Tuvieron lugar misas comunes. Sin embargo, la fraternización tenía sus riesgos: algunos soldados cayeron bajo los disparos de los enemigos. En muchas zonas, la tregua solo duró la noche de Navidad, pero en otras se extendió hasta el día de Año Nuevo.
Bruce Bairnsfather, que sirvió en el ejército británico escribió: «No me hubiera perdido este día de Navidad tan extraño y único por nada del mundo... Vi a un oficial alemán, un teniente creo, y como soy un coleccionista, le dije que me gustaban mucho sus botones... Saqué mis tenazas y, con un par de cortes cogí un par de sus botones y me los metí en el bolsillo. A cambio, le ofrecí un par de los míos. Lo último que vi fue a uno de mis ametralladores, que en la vida civil era peluquero, que estaba cortando la melena de un soldado enemigo. Este estaba arrodillado pacientemente, mientras unas tijeras automáticas le recorrían la parte trasera del cuello.»
El general Sir Horace Smith-Dorrien, comandante del II Cuerpo británico enfureció cuando escuchó lo que estaba sucediendo y prohibió la comunicación amistosa con las tropas alemanas enemigas."
"Historias de la celebración de Año Nuevo
"La guerra no puede parar la llegada del Año Nuevo y los valerosos artilleros antiaéreos dieron rienda suelta a sus habilidades para prepararse para la celebración: pusieron un abedul enano en una caja de proyectiles de 37 mm y lo decoraron con el papel que envolvía las raciones navideñas. Un caramelo en un envoltorio brillante servía de estrella para el árbol improvisado. La cena festiva incluía salchichas y carne estadounidense enlatada, trozos de azúcar y una tetera caliente."
Hicieron muñecos de nieve que representaban al Abuelo Escarcha y la Doncella de la Nieve, personajes de cuentos de hadas tradicionales.
"Por suerte, en invierno en las regiones árticas hay bastante nieve: allí donde se acumulaba les llegaba a la cintura.
Petr Ignatyevich recuerda que su oficial de división les felicitó el Año Nuevo, les deseó una victoria rápida y que volviesen a casa sanos y salvos. El deseo debía de ser muy fuerte y venir del corazón, porque todos los soldados de esta unidad de veteranos volvieron a casa con vida.
Tras la cena festiva empezó la parte más interesante: los soldados empezaron a contar cómo celebraban las fiestas de Año Nuevo en su casa.
Nasyp, de Kazán, contó que servían chak-chak, un dulce tártaro, y sopa de cordero.
Stepan, de Ucrania, respondió con los bollitos rellenos de cereza que cocinaba su madre."
¡Estéis donde estéis, os deseamos unas agradables Operaciones festivas! ¡Felices fiestas a todos!