¿Un perro ladrador y poco mordedor? ¿Qué amenaza suponía el Tiger alemán?

¡Comandantes!

El VII Tiger I era uno de los blindados más fieros y temidos de la Segunda Guerra mundial. Un devastador cañón de 88 mm, un blindaje de 120 mm que parecía impenetrable y las historias de miedo que protagonizaba y fueron pasando de soldado en soldado resultaron ser una combinación demoledora. Su imponente figura destacaba en el campo de batalla y, al principio, los vehículos Aliados no estaban a la altura de sus armas.

Sin embargo, ¿fue el Tiger un auténtico titán o un simple producto de la propaganda nazi? Hemos pensado que sería interesante echar la vista atrás y examinar cómo lograron deshacerse del aterrador cazador alemán los Aliados. ¡Vamos allá!

Tiger I: Un enemigo formidable

Imagen de la izquierda: Una tripulación del Tiger I alemán preparándose para la batalla. Imagen de la derecha: Un Tiger I en movimiento.

Septiembre de 1942. Los primeros Tigers se ven las caras con el Ejército Rojo en el Frente Oriental, cerca de Leningrado. Menos de tres meses después, ajustan cuentas con los Aliados en el desierto de Túnez. En esa época, el Tiger obtuvo rápidamente una reputación aterradora. Su duro blindaje amedrentaba a las tripulaciones, que veían desesperadas como sus proyectiles rebotaban en el casco y la torreta del Tiger. En uno de los primeros enfrentamientos de Túnez, ocho disparos de una pieza de artillería revotaron del lateral del blindado a solo 45 metros de distancia.

En contraste, la mayoría de los blindados Aliados eran vulnerables a los ataques del Tiger a unos 2000 metros de distancia, pero debían acercarse a unos cientos de metros si querían tener la oportunidad de incapacitarlo. Incluso tras la rápida mejora y el cambio del cañón de 75 mm por uno de 76 mm y alta velocidad, el Sherman original solo era capaz de derrotar al Tiger a corta distancia y por los flancos. En los dos primeros años en acción, los fallos mecánicos acabaron con más Tigers que las acciones bélicas.

Imagen de la izquierda: Una tripulación del Tiger I alemán preparándose para la batalla. Imagen de la derecha: Un Tiger I en movimiento.

1347 Tiger I salieron de las fábricas entre agosto de 1942 y el final de la guerra. Aunque su producción no tiene comparación con los 40 000 M4 Shermans estadounidenses y los 50 000 T-34 soviéticos en circulación, los Tiger I lograron nada menos que 9850 bajas con solo 1715 máquinas (incluyendo los blindados recuperados que volvieron al servicio). En comparación, las tripulaciones de los Sherman sufrieron un índice de pérdidas del 580 por ciento.

«Los puntos fuertes más importantes del Tiger I eran el cañón de 88 mm, el sistema de ópticas y el blindaje. Podía plantarle cara a los T-34 y destruir los blindados enemigos desde una distancia inimaginable hasta entonces. Nunca disparábamos a 2000 o 3000 metros. ¡Era desperdiciar la munición! Yo siempre disparaba a los blindados enemigos a unos 700–800 metros, para asegurarme de destruir el vehículo de un disparo… ¡y porque a 700–800 metros no podías fallar!»

– Otto Carius, comandante de blindados alemán

El factor miedo: ¿Justificado o realzado por la propaganda?

La máquina de propaganda incansable de Goebbels tuvo un papel importante en la glorificación del Tiger. Ponía en el centro de atención a famosos ases de los carros, como Michael Wittmann, que eran condecorados generosamente por sus éxitos en el campo de batalla. En paralelo, presentaba a los soldados Aliados y estadounidenses como luchadores paralizados, incapaces de responder frente al blindaje y la potencia de fuego del Tiger I.

Imagen de la izquierda: Un Tiger I cargado en un vagón especial en la planta de Henschel, 1942. Imagen de la derecha: Un Tiger I en Italia.

Obviamente, esto no es totalmente cierto y no hay que creer todo lo que se escucha. Muchos Tiger se encontraron con problemas técnicos limitantes. Los Aliados capturaron varios y llevaron a cabo muchas pruebas de rendimiento y penetración durante la guerra. Identificaron los puntos débiles del Tiger I y enviaron la información a los ingenieros y las tripulaciones acorazadas, que empezaron a desarrollar nuevas tácticas y variaciones del blindado.

«No tenemos nada que temer de los Tigers y los Panthers. No hemos tenido dificultades para encargarnos del blindaje alemán.»

– Bernard Montgomery, mariscal de campo británico, en respuesta al «Terror del Tiger» de Normandía.

Respuesta Aliada: Lucha contra la amenaza del Tiger

Imagen de la izquierda: Tigers quemados cerca de Cori, Italia. Imagen de la derecha: Un soldado estadounidense inspeccionado la penetración de los proyectiles de un Tiger I.

Algunas de las nuevas tácticas requerían nervios de acero, mientras que otras exigían una mano firme y una precisión de primera. Por supuesto, había que tener en cuenta numerosos factores (el terreno, las condiciones meteorológicas, la naturaleza de la defensa o el ataque, etc.), pero algunos de los principios y las respuestas clave de los Aliados para superar la amenaza del Tiger fueron los siguientes:

Usar mejores cañones y mejorar el rendimiento
En poco tiempo, el Tiger tuvo que enfrentarse a los poderosos IS-2 e ISU-152, armados con potentes cañones de 122 mm y 152 mm, respectivamente. Eran muy eficaces a la hora de destruir Tigers. Los soviéticos también desarrollaron una pieza de artillería de 85 mm, que equiparon en los T-34 producidos en masa para crear los T-34-85. Éstos últimos se convirtieron en los SU-85, que podían deshacerse de un Tiger a mayor distancia.

El cañón de 17 libras, que se equipó en el Sherman Firefly y algunos cazacarros M10, fue la respuesta británica al problema del Tiger, y podía penetrar eficazmente su blindaje. Se produjeron más de 2000, mientras que los cañones de 90 mm de los cazacarros estadounidenses M36, más tarde denominados M26 Pershing, también demostraron ser una contramedida eficaz.

Imagen interactiva. Deslizad el ratón entre las dos imágenes para comparar los valores de penetración de los cañones de 75 mm y 17 libras; este último era bastante más eficaz a la hora de penetrar los Tigers.

Luchar en distancias cortas
Flanquear al Tiger para atacar sus bandas o su retaguardia o dejar que se acercase. Mantener la calma y esperar a estar dentro del alcance. Esos eran los consejos que se daba a las tripulaciones de los carros de combate. La mejor táctica parecía ser engañar al Tiger para que dejase su cobertura, obligándolo a exponer sus laterales y su retaguardia, y luego dejarlo fuera de combate a unos 450 m de distancia. ¡Solo había que aprovechar el primer tiro!

Apuntar a puntos débiles diminutos
El Tiger estaba plagado de pequeños puntos débiles. Por ejemplo, la cúpula del comandante apenas estaba soldada a la torreta y estaba expuesta mediante una escotilla endeble y alta. En consecuencia, era fácil apuntarle e inmovilizar al comandante. Las tripulaciones recibían el consejo de apuntar al cañón, el soporte de la ametralladora, las orugas, la cúpula del comandante y los depósitos de combustible. Este ejemplo de directiva soviética se basaba en los primeros encuentros con los Tigers del Frente Oriental, y se transmitió rápidamente a todos los homólogos Aliados para ayudar a neutralizar la amenaza.

Imagen de la izquierda: Una tripulación alemana inspeccionando un golpe no penetrante en un Tiger I. Crédito: Bundesarchiv, Bild 101I-022-2935-24/CC. Imagen de la derecha: Penetraciones de proyectiles dentro de un Tiger I.

Cazar en manada
Emboscar a los Tigers gracias a esfuerzos coordinados resultó ser una táctica muy exitosa. Al cegar a su tripulación y apuntarles desde distintos ángulos, les resultaba difícil identificar la amenaza principal, elegir varios objetivos, apuntar y contraatacar eficazmente.

Las unidades blindadas estadounidenses también contaban con el apoyo de la artillería, los cazacarros y ataques aéreos cercanos. Se crearon pelotones de cinco blindados divididos en dos grupos: uno atraía el fuego alemán, el otro maniobraba para flanquear al blindado enemigo y atacarle desde los laterales o la retaguardia.

«Incluso disparar todas las armas puede reducir la potencia de combate del "Tiger", ya que, aunque no se penetre el fuerte blindaje, se producen daños en elementos sensibles; las orugas y la suspensión, las armas, el anillo de la torreta, el sistema de ópticas».

– Alto mando alemán, nota de la división de entrenamiento

Tiger 131: El Tiger más famoso

Imagen de la izquierda: El rey Jorge VI inspecciona el Tiger I alemán capturado (posteriormente Tiger 131) con el ejército británico en Túnez, junio de 1943.
Imagen de la derecha: El blindado capturado el 6 de mayo de 1943.

Todo aficionado de blindados ha escuchado hablar del simbólico VI Tiger 131 , una leyenda que fue capturada durante los avances alemanes en territorio norteafricano y que, con el tiempo, se abrió camino hasta el Museo de blindados de Bovington. Es el único Tiger operativo que existe hoy en día, después de que las fuerzas británicas lo incapacitaran hace cerca de 80 años, en abril de 1943.

En 1943, el 2.º Batallón Sherwood Foresters del Reino Unido recibió órdenes de entablar combate contra varios Tigers del 504.º Batallón Pesado Panzer en Gueriat el Atach (conocido como Punto 174), en Túnez. Tras llevar a cabo un movimiento en pinza, uno de los Churchill logró asestar un golpe afortunado en el anillo exterior de la torreta de un Tiger y calzar el cañón cuando giraba. La tripulación alemana, presuntamente herida o inmovilizada, abandonó el vehículo, que seguía en buen estado. Esto resultó inestimable para los Aliados, que lo mandaron a Inglaterra para realizar pruebas y descubrir sus puntos débiles.

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