La singular historia de los vehículos capturados

¡Comandantes!

Como ya habréis notado, estamos dedicando esta semana a los vehículos capturados: un evento especial, varias ofertas exclusivas y, como colofón a la semana, una retransmisión temática con nuestro querido Eekeeboo en Twitch. Sin embargo, también hemos querido analizar más a fondo esta extraña costumbre en las luchas de blindados con este artículo.

Capturas fructuosas

¿Por qué querría nadie capturar el vehículo del enemigo? Bueno, la respuesta a esa pregunta es bastante sencilla: porque es mejor que el propio. La crónica de la 2.ª Guerra Mundial demuestra que la captura de carros de combate puede venir de perlas cuando no se cuenta con suficiente blindaje o potencia de fuego, y un buen ejemplo de ello sería el Panther.

De entre los vehículos producidos durante el conflicto, este carro se considera uno de los más potentes e, ironías de la vida, muchos países lo usaron contra sus creadores, los alemanes. Ya mencionamos a Francia cuando os contamos la increíble historia del Bretagne Panther, aunque podríamos nombrar igualmente a Polonia o Canadá.

A la izquierda: uno de los primeros Panthers capturados por los franceses en marzo de 1944.
A la derecha: las maniobras del 503.er Regimiento francés con los carros Panther en 1947.

En octubre de 1944, las fuerzas canadienses capturaron un Panther intacto en Italia y lo bautizaron como «The Deserter» (el desertor). Lo usaron en varios asaltos, incluido uno contra un puesto de observación alemán, antes de que lo retiraran del frente para examinarlo. Unos meses más tarde, en enero de 1945, los británicos también encontraron un Panther abandonado en un granero y decidieron usarlo para avanzar por los pueblos holandeses. Apodado el «Cuckoo» (cuco), este Panther llevaba el color caqui del Churchill británico y participó en la batalla del Castillo de Geijstereny en la Operación Blackcock.

Polonia también logró capturar un Panther. Ya disponible en World of Tanks, el «Pudel» fue una figura clave durante la insurrección de Varsovia en agosto de 1944. Este vehículo fue uno de los carros que los rebeldes polacos robaron a los alemanes, para luego utilizarlo a destajo en su capital. Primero, destruyeron varios nidos de ametralladoras alemanas; después, lo dirigieron contra el campo de concentración de Gęsiówka, donde logró liberar a nada más y nada menos que 340 prisioneros. Tras ese heroico rescate, el Pudel prestó servicio en las calles de Varsovia, donde plantó cara a las fuerzas alemanas y a los carros StuG que no dejaban de llegar.

Hay «carros», y «carros»

A pesar de lo dicho, donde hay luz, se encuentran sombras. Podríamos, en este sentido, hablar de la cuestionable fiabilidad del Panther, que se averiaba con frecuencia, tanto en manos alemanas como en las de los aliados. Pero tenemos un ejemplo aún mejor: el carro B1. Con un masivo blindaje pesado, este carro francés se consideraba un aterrador oponente a principios de la 2.ª Guerra Mundial. Y a pesar de ello, terminó cayendo ante la velocidad y movilidad de los carros alemanes que se usaron durante el periodo de vigencia de la doctrina del Blitzkrieg (guerra relámpago).

Debido a ello, cuando las tropas alemanas iniciaron la ocupación de Francia, se encontraron con un montón de carros B1 y sin la más mínima idea de cómo sacarles provecho. Transformar semejante bestia metálica no era tan fácil como trabajar con carros ligeros o de caballería, aunque contaran con la ayuda de dos fábricas ocupadas (Renault y AMX). ¡Probablemente eso fue lo que llevo al Eje a cambiar el nombre antes que el carro en sí! El B1 se convirtió en el Panzerkampfwagen B1 Bis 740 (f), aunque en verdad normalmente se lo denominaba Pz.Kpfw. B2.

Independientemente del nombre, el vehículo resultó ser una pesadilla para los ingenieros alemanes. A diferencia de los carros checoslovacos y, en especial, el Pz.Kpfw. 38 (t), los sistemas armamentísticos alemanes no eran en absoluto compatibles con los estándares franceses. Tras varias batallas, aunque oficialmente al margen de las famosas Panzer-Division, los mandos alemanes decidieron convertir el B2 en un carro lanzallamas.

Un B2 alemán

Alemania ya tenía experiencia en este tipo de conversiones, con carros como el Pz.Kpfw. II Ausf. D y Ausf. E, que fueron transformados en vehículos lanzallamas. Pero a pesar de sus conocimientos, el B2 seguía en sus trece y se negaba a someterse a los deseos de la Wehrmacht. Así fue como los alemanes empezaron a combinar el ingente casco del B1 francés con el cañón leFH 18 de 105 mm. Y ni aun así: el B2 seguía negándose a obedecer a sus nuevos patrones. La única forma en que los alemanes pudieron sacar algo de provecho a los carros capturados fue equipándolos con piezas fabricadas en Francia.

Sin embargo, los británicos acabaron también con esa posibilidad. En marzo de 1942, bombardearon Boulogne-Billancourt durante un asalto y redujeron las fábricas del B2 a cenizas. 370 civiles fueron pasto de las llamas, pero la base de reparaciones del Pz.Kpfw. B2 ya era historia. Aquello no evitó la organización de los carros restantes en distintas brigadas, algunas de las cuales fueron enviadas al Desembarco de Normandía unos meses más tarde. Curiosamente, cuando las Fuerzas Francesas Libres se veían las caras con los B2, solían capturarlos y reutilizarlos en unidades reales: una decisión más simbólica que estratégica.

Los secretos del enemigo

Dado que la captura de carros de combate para su posterior uso directo arrojaba resultados algo dispares, a menudo merecía más la pena examinarlos que salir con ellos al campo de batalla. Un ejemplo clásico de las ventajas de esta estrategia podría ser el Tiger 131. Capturado en un estado semioperativo tras una breve actuación en el norte de África, las tripulaciones británicas repararon este célebre vehículo con piezas sueltas de otros Tiger dañados para devolverle la vida.

El vehículo resultó ser uno de los símbolos más reconocidos de la victoria británica sobre Rommel y el Afrika Korps. Un símbolo tan potente, de hecho, que muy pronto se envió al Reino Unido para someterlo a un exhaustivo análisis. La máquina se inspeccionó detenidamente y se redactó su descripción técnica. El documento tenía 250 páginas, y sirvió para que los mandos británicos diseñaran el carro Sherman VC fighter, también conocido como Sherman Firefly.


Anotaciones en una imagen de un King Tiger

Como podéis ver, los estudios de este tipo podían afectar considerablemente al conflicto en general. En especial, cuando aparecían nuevas máquinas en el campo de batalla. Ese fue el caso del Tiger II o King Tiger. Hallado por las fuerzas británicas por primera vez en julio de 1944 en Francia, el vehículo parecía cubierto por un halo de misterio.

Ello podía deberse a varios factores: desde la falta de comunicación entre los ejércitos aliados a las distintas torretas que coronaban el King Tiger, pasando por el sabotaje de las tripulaciones alemanas. Sin embargo, al final, los aliados consiguieron hacerse con un Tiger II casi recién salido del horno. Tras un análisis completo, declararon que era el carro más potente de la flota alemana en aquel momento. También descubrieron que quebrar su blindaje frontal era casi imposible, y que varias técnicas habituales que se usaban contra los Panthers y los Tigers no servían con aquella bestia. Al fin y al cabo, saber es poder, ¿no creéis?

 

¡A rodar!

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