Regresarán miles de carros Waffenträger

Extracto del diario personal de Ermelinda Jung.

—Muestra templanza —suele decir mi padre—. La templanza denota clase. La templanza encaja en una Jungfrau decente como un vestido modesto.

Mi querido papi... Maximilian Leonard von Krieger-Witthoffen. Baron zu Ledensburg. Sabe perfectamente que siempre me pondría un mono grasiento de mecánica antes que el mejor de los vestidos, incluso uno poco modesto. Sí, todavía me considera su niñita. A veces incluso me llama «niña rebelde», siempre que lleve el monóculo puesto, supongo. Pero ¿lo de «rebelde»?... ¡Me licencié en ingeniería! Soy un poco temperamental y extrovertida, eso es todo. No me escondo.

Mi padre es de alta alcurnia..., también en alma. Es un científico brillante, un genio infravalorado e incomprendido. Sus hazañas giran en torno a progresar en los conocimientos de la humanidad. Sin embargo, los matones de la Alianza quieren acabar con él. Se atreven a atacar su base y distraerlo de su trabajo, haciéndole perder su valioso tiempo. Estoy segura de que todo es cosa de esa mujer perversa y su revancha personal contra mi padre. ¿Cómo se llamaba?... ¿Evillanelle?

¿Para qué mostrar templanza? Papi mostró indulgencia con ellos muchas veces. Se ve que, a veces, la experiencia no es un grado, y esos cachivaches de poca monta, improvisados y burdos que usan no cuentan. Aun así, confían tanto en sí mismos que están a punto de atacarnos otra vez; creen que, en el peor de los casos, se irán a casa avergonzados y con el rabo entre las piernas.

Es hora de cambiar de estrategia: echar sal en la herida... Golpear con más fuerza a esos molestos «Sabuesos». Y, en caso de malherirlos... Será un sacrificio en nombre de la ciencia. En caso de que —Dios no lo quiera— sepan que mi padre no está y quieran ganar contra su asistente..., bueno, se llevarán una sorpresa desagradable.

Papi es un soñador redomado. No es de extrañar, es un hombre teórico. El cerebro. Él concibe máquinas majestuosas y poderosas. Yo soy distinta. Yo soy las manos que construyen esas máquinas. Las manos sirven para cuidar, pero también para golpear. Me encanta el contacto FÍSICO. Tengo mejor gancho que mi padre, desde luego.

Seguro que se piensan que van a poder arrinconarme en mi propia casa. ¿De verdad? Me parto de la risa. Cuando los «Sabuesos» invadan mi espacio personal, les mandaré unos regalitos a su mundo.... Varios miles, de hecho. Yo fui la encargada de fabricar y pulir carros subordinados en serie. Pero seguro que no se esperan Waffenträger producidos en serie.

Querido diario, si pudieras pensar y hablar... Probablemente chillarías horrorizado (¿e impresionado?): «¡Oh, Ermelinda! ¡Vas a provocar un caos de los gordos! ¿Qué va a pensar tu padre cuando regrese de su empresa y vea toda esa deliciosa, exquisita y dulce destrucción que has provocado?».

Pues, diario, puede que sea poderosísima y brillante, pero sigo siendo una niñita de papá. Y a las niñas solitarias les gusta jugar. Por experiencia, intuyo que saldré airosa de mis travesuras.

Será pan comido.

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