Fiesta de calabazas: El final de la historia

¡Hola, invitados a la Fiesta de calabazas!

Muchos de vosotros habéis descubierto la historia de las cuatro brujas y su gato parlante a medida que desbloqueabais las etapas del evento. ¿Queréis saber cómo termina? ¡Pues aquí lo tenéis!


Cordelia Astra estaba sentada, disfrutando de la paz y tranquilidad que tanto tiempo llevaba esperando. Había reunido por fin a todo el equipo sin perder siquiera el blindado. El gato estaba tumbado en el contenedor de proyectiles, calentito y a gusto. Lo único que demostraba que prestaba atención eran los movimientos de sus orejas, atentas a los diferentes sonidos.

Parecía que la historia había llegado a su fin. Quedaba un paso, pero Cordelia no quería darlo. Quería prolongar aquella fabulosa sensación de serenidad un poco más.

La bruja se llevó la mano a la espalda, donde tenía una bolsa de tela atada al cinturón. ¿Era hora?

El fuego crepitaba con alegría. Sybill sopló la llama de su malvavisco y le pegó un buen bocado al aperitivo crujiente.

Aurelia se relajaba mirando las estrellas. En su mano izquierda descansaba un frasco de cristal en el que apareció una luz azul. Levantó la mano, pensativa, y vio unos relámpagos diminutos chisporroteando en torno a sus dedos. La bruja juntó las manos y soltó un gran relámpago que aterrizó en algún lugar sobre los árboles. El frasco condensador desapareció.

—¿Ahora solo sale así? —preguntó Dei.

—Sí. Ahora, solo lo que puedo hacer sola —dijo Aurelia, encogiéndose de hombros—. Las cosas más básicas. No puedo abrir portales.

—Lo conseguirás. Tú también estás empezando a controlar mejor la magia. El grimorio no era más que una herramienta. Mi padre decía que es como una muleta: tarde o temprano, tienes que deshacerte de ella y andar sola —la animó Deirdre, sonriendo.

—Aún tengo mucho que aprender. —Aurelia le devolvió la sonrisa—. Estaremos atrapadas aquí mucho tiempo.

—¿Y si es algo bueno? Yo no me arriesgaría a volver a casa. ¿Qué pasa si me convierto en un blindado? ¿Otra vez? —Caudamius se alisó el pelaje, que se le había puesto de punta.

—Yo tampoco tengo mucha prisa —comentó Sybill, masticando el malvavisco—. Cauda tiene razón: todo pasa por algo. El libro se quedó con el carro en la ciénaga y allí es donde debe estar. Estás mejor sin él, hermana. Era peligroso.

—Podía controlarlo. Si no, no me habrían permitido tener un artefacto tan poderoso.

—Te dieron el grimorio para que no cayese en las manos equivocadas —dijo Cordelia—. Y eran cazadores...

—Sí —contestó Sybill, riéndose—. ¿Cómo se llamaba? ¿Calabaza mojada? ¿Calabaza pegajosa?

—Calabaza astuta —susurró Aurelia—. Y yo que pensaba que le gustaban los libros...

—Ay, esos ojos marrones tan profundos... —suspiró Sybill, con la mirada en algún lugar por encima del fuego, soñando despierta—. Esos poemas a la luz de la luna...

Con la tenue luz del fuego, nadie llegó a ver las mejillas sonrojadas de Aurelia.

—Vale, hermanas. Ya basta. —Cordelia se levantó—. Lo que pasó, pasó. El granuja se llevó lo que se merecía y seguramente no lo volvamos a ver. Tenemos que pensar en nuestro futuro.

—Dei, ¿tú podrías...? —empezó a preguntar Aurelia.

—No. —Deirdre la interrumpió tajantemente—. No soy mi padre ni me parezco a él. Yo no tonteo con estas cosas. Y no creo que él vaya a intentar crear otro libro así.

Cordelia estiró los hombros.

—Es lo mejor —dijo—. Este mundo no está tan mal y nuestros talentos podrían ser útiles. Saldremos adelante. Había que evitar que O'Tool se hiciese con el grimorio de Aurelia y lo conseguimos. No podría estar más lejos de aquí.

Las brujas continuaron charlando sin prestar atención a Cordelia, que se marchó. Caminó unos minutos por el bosque hasta que encontró lo que estaba buscando: un pequeño lago redondo que parecía bastante profundo.

Cordelia Astra sacó un paquete harapiento y lo abrió. Bajo la luz de la luna, el enorme libro encuadernado en gruesas placas de tela brilló, amenazante. Vieja magia, tan peligrosa como poderosa, pero clave para abrir el camino de vuelta a casa.

Cordelia se detuvo para seguir pensando. Todo se había escapado a su control. El plan había fracasado. Sin embargo, al final, consiguieron su objetivo. Todas habían descubierto sus puntos fuertes. Todas se habían enfrentado a situaciones críticas y habían salido más fuertes, más valientes, más responsables... De repente, la idea de permanecer en ese mundo no le parecía tan horrible.

—Tú quédate aquí —ordenó la bruja, lanzando el grimorio al centro del lago.

Sonrió: no importaba lo astuto que fuese Jack O'Tool. Nunca se haría con el libro. Lo que significaba que habían completado la misión.

Lotes de la tienda premium

Del 20 de octubre a las 7:30 h al 7 de noviembre a las 4:00 h (hora peninsular española)

¡Buenas noticias! Aunque el evento ya ha terminado, aún tenéis tiempo para conseguir los elementos de personalización y la tripulación única. ¡Echad un vistazo a los lotes!

Aquelarre de Halloween

Este lote incluye cinco estilos 2D, cinco conjuntos de calcos y una tripulación única formada por cuatro brujas y un gato parlante.

Todas las tripulantes tienen la cualificación «Aquelarre» (similar a «Hermanos de armas») y suficiente experiencia para entrenar una habilidad o cualificación más al 100 %.

Para activar las voces especiales del grupo, con frases y comentarios de los personajes, elegid un vehículo y colocad a todos los personajes en función de su cualificación mayor.

¡Haceos con todos!  

Terror terrible

Dejad que el espeluznante espíritu de Halloween os invada con este lote, que incluye un estilo 2D temático, calcos del evento, oro y, como bonificación, todas las capacidades de combate. ¡Convertíos en una pesadilla y aterrorizad a vuestros oponentes!

¡Convertíos en el miedo personificado!  

Pósteres de metal de Displate

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