Temporada VIII del Pase de batalla: Historia, entrevistas, análisis de personajes y más

PERFILES DE PERSONAJES | INFORME DE INTELIGENCIA | MAXIMIZAD VUESTRAS RECOMPENSAS DEL PASE DE BATALLA

¡Comandantes!

La colaboración de World of Tanks y Warhammer 40,000 está llegando a su fin. La historia de la temporada VIII del Pase de batalla transcurre en un futuro oscuro, en el que la humanidad se ve envuelta en un conflicto infinito, bajo la amenaza de herejes, mutantes y alienígenas en un millón de mundos diferentes... pero ¿cuál es la historia de los personajes y qué hemos aprendido sobre las batallas libradas?

Nos hemos sentado con Michael Haspil, «Loremaster» de Games Workshop (los creadores de Warhammer 40,000), para debatir sobre la historia, su pasión por escribir y su perspectiva de los estilos 3D del juego. ¡Mirad la entrevista y seguid leyendo para profundizar en la historia!


Perfiles de personajes

Os presentamos los comandantes y protagonistas de la historia de Warhammer 40,000. Familiarizaos con sus habilidades únicas, sus cualificaciones emocionantes y peculiaridades curiosas antes de pasar al informe de inteligencia.

Cuando completéis los capítulos de la temporada VIII, estos personajes simbólicos se unirán a vuestras filas como comandantes. Su destreza en batalla y sus aventuras en busca de la plantilla de construcción estándar (PCE) os inspirarán de cara a los enfrentamientos más épicos. Sus armas y accesorios se incluirán en los estilos 3D inspirados por sus respectivas facciones de Warhammer 40,000.

Tripulante Natalestra Aspais Tripulante Patricia Laserian Dolgoth Sepk de la Guardia de la Muerte Volusad Thassius de los Ultramarines Kroglin Triturajetaz del clan orko del Zol Malvado

Adepta Sororitas

La hermana Aspais es una Hermana de Batalla de gran destreza. Ingresó en Adepta Sororitas a una edad temprana y, al igual que otras hermanas, se dedicó fervientemente a sus piadosos deberes y se preparó para luchar cuando el Emperador la llamara. No obstante, cuando esa lucha tuvo lugar durante la Caída de Cadia, ella no estuvo ahí para responder a la llamada. Y aunque muchas miembros de su orden perecieron, su fe produjo un milagro e invocó a Santa Celestine.  

La hermana Aspais cree que es culpa suya haber estado ausente de la batalla y lo considera como una marca de vergüenza eterna. Esta fanática fervorosa se dedicó nuevamente a sus deberes de combate para que semejante suceso no se repitiese nunca más. La próxima vez que se la convoque a la batalla contra las fuerzas corruptas del archienemigo, no solo estará preparada, sino que también tendrá las habilidades y el equipamiento necesario para sembrar el mayor caos posible. Su entrenamiento le garantizó el puesto de comando de un carro Castigator, y su cañón de batalla y bólter pesado destruirán a cualquiera que se oponga en su camino. 

  • Conseguid a Patricia Laserian como tripulante con el último paquete de Prime Gaming hasta el 26 de agosto a las 13:00 h (hora peninsular española).
  • Conseguid a Natalaestra Aspais como tripulante con el paquete «Fuego purificador» (a la venta hasta el 31 de agosto a las 2:30 h, hora peninsular española) ganando una batalla antes del 30 de septiembre a las 20:00 h (hora peninsular española).

Ultramarines

  • Teniente Volusad Thassius
  • Tecnomarine Vitarian Primaris
  • Sargento Goran de los Ultramarines

El teniente Thassius es un oficial competente y de sangre fría que ahora dirige la semicompañía de la Segunda Compañía de Batalla de los Ultramarines. Se abrió camino por los rangos como operador del Impulsor y se siente muy a gusto con el pulso de las placas gravitacionales bajo sus botas y en los estrechos confines de un carro de combate. Pilotar el Repulsor Executioner le permite exprimir al máximo sus capacidades de comandante innovador y peligroso. Prefiere ver la antigua plantilla de construcción estándar destruida antes que en manos de xenos o traidores, pero no tiene intención de abandonar el legado del Imperium a ese destino sin luchar.

Conseguid a Volusad Thassius como tripulante (Alemania) completando el panel de recompensas base del capítulo «Coraje y honor» del Pase de batalla antes del 31 de agosto a las 2:30 h (hora peninsular española).

Fascinado por máquinas de todo tipo desde que era niño, la inclinación de Vitarian por lo mecánico no desapareció cuando ascendió de rango en los Adeptus Astartes. Se lanzó ante la posibilidad de entrenar en Marte con los Adeptus Mechanicus y sería un gran devoto del Dios Máquina, si creyese en semejantes cosas, claro está. Tal y como están las cosas, se siente mucho más cómodo comunicándose con espíritus máquina que con sus compañeros Marines Espaciales. Tiene un toque de especialista y, a menudo, es capaz de conseguir un rendimiento por parte de la maquinaria que supera las especificaciones. Es un hombre taciturno que se rodea de maquinaria, con el solo propósito de perfeccionar la simbiosis entre hombre y máquina. Actualmente ejerce de Visioingeniero del Repulsor Executioner Fortitudinis Caerulus de los Ultramarines, bajo el mando del teniente Thassius.

El sargento Goran es el piloto actual y operador principal del Repulsor Executioner Fortitudinis Caerulus. Su carro (sí, lo considera suyo) y él forman parte de la Sexta Compañía de Ultramarines, no la Segunda, ya que son los cuidadores de los carros de combate principales del capítulo. Tiene una afinidad especial con el espíritu máquina del carro y disfruta desplazando un vehículo tan grande a alta velocidad a través del fuego enemigo para asestar un golpe mortal.

Guardia de la Muerte

  • Dolgoth Sepk, campeón de la Guardia de la Muerte
  • Fecrustus Spute, Señor del Caos de la Guardia de la Muerte

Dolgoth Sepk es el campeón de la 5.ª Compañía de la Guardia de la Muerte, conocida como los Traficantes de Plaga. No es una persona excesivamente ambiciosa: prefiere recrearse perezosamente en las bendiciones de su Abuelo Nurgle. Sin embargo, siempre que surja la oportunidad de impedir o frustrar los esfuerzos de sus hermanos adoradores de cadáveres, se alzará, y se podrá contar con que lleve a cabo su misión por puro despecho. Si puede dar problemas a los Ultramarines de algún modo, lo hará. Emprende la misión de recuperar la plantilla de construcción estándar con gran entusiasmo, ya que supone tomar un camino acelerado hacia la conquista de mundos en el corazón de Ultramar y asestar un golpe de martillo a los así llamados lealistas que lo habitan.

Conseguid a Dolgoth Sepk como tripulante (URSS) completando el panel de recompensas base del capítulo «Todo perecerá» del Pase de batalla antes del 31 de agosto a las 2:30 h (hora peninsular española).

El Señor del Caos Fecrustus Spute se considera uno de los favoritos de Nurgle, pero quizá se tiene en demasiada estima. Se congraciará con cualquiera que esté al servicio del Abuelo si cree que contribuirá a su causa. Incluso es servil ante los demonios, como Ku'gath Padre de la Plaga, aunque, en este caso, entiende que el demonio cuenta con aliados especiales para atacar el corazón de Ultramar y posiblemente al mismísimo Primarca Roboute Guilliman. Spute tomará cualquier iniciativa para atacar el Imperium del Falso Emperador.

Conseguid a Fecrustus Spute como tripulante (URSS) con el lote «Oro y caos» antes del 31 de agosto a las 2:30 h (hora peninsular española).

Orkos del Zol Malvado

Kroglin Triturajetaz, también conocido como Mekániko Triturajetaz, siempre esta en búsqueda constante de dos cosas: más velocidad y más dakka. Todo aquello que no contribuya a alcanzarlas carece de interés para él. No le importa lo que hay en las ruinas del planeta Tahnicus Mundi; su atención está puesta en los cachivaches brillantes de su interior, que atraerán todo tipo de pikudoz, y tal vez pueda saquear uno de sus carros flotantes para conseguir, sí señor, ¡más velocidad y más dakka!

Conseguid a Kroglin Triturajetaz como tripulante (Japón) completando el panel de recompensas base del capítulo «Loz rojoz korren máz» del Pase de batalla antes del 31 de agosto a las 2:30 h (hora peninsular española).


Informe de inteligencia

Listos para el despliegue
El módulo de aterrizaje los dejó caer a más de cinco kilómetros de su objetivo, pero solo a tres de sus enemigos. El tecnomarine Vitarian corrió para liberar el espíritu máquina del Fortitudinis Caerulus, un carro de combate Repulsor Executioner increíblemente poderoso de los Ultramarines. El teniente Volusad Thassius supervisó, a través de las pantallas de su casco, como todos los sistemas cambiaban de naranja a verde y los seguros de las armas se desactivaban.

Los indicadores mostraron que todas las armas del carro, el destructor láser pesado principal, el cañón gatling de campaña, una amplia serie de bólteres pesados, bólteres tormenta y ametralladoras, habían ejecutado sus autoprotocoles y estaban listas para la acción. Ocurrió en cuestión de segundos.

Los avances de la vanguardia
«Sargento Goran», el teniente Thassius se dirigió al piloto del carro. «Somos la vanguardia. Adelante». El Executioner se abalanzó hacia el frente, lo cual hizo tambalear momentáneamente a Thassius, y casi pisó la túnica carmesí del Adeptus Mechanicus Magus Dominus Nozick Beta-12. El Magus era un famoso tecnoarqueólogo cuya especialidad giraba en torno a las fuentes de poder exóticas.

Su presencia en el Fortitudinis Caerulus le aportaba a Thassius lo mismo que le aportaría un puñetazo en el costado. Pero cuando el Magus escuchó las palabras «plantilla de construcción estándar», se unió a la operación sin que lo invitasen.

El líder de su escuadrón asintió y le dio vía libre. Su equipamiento e incineradores de plasma estaban preparados para la acción. Cuando llegase el momento, la escotilla trasera del Executioner se abriría y los Revientainfiernos desmontarían, eliminando a todos los enemigos en su camino. Luego, de ser necesario, instalarían la baliza de teleportación para que la Primera Compañía desplegase veteranos en Armaduras Tácticas Dreadnought de Exterminador con una precisión aterradora. 

Carrera hacia el frente
Thassius siguió mirando hacia adelante y abrió la escotilla del comandante sobre él. «Sé cual es mi deber», murmuró y se levantó del asiento del comandante alzando su torso por encima de la torreta del carro.

Columnas de humo negro se elevaban por delante y poblaban el horizonte, alimentadas por los incendios de los vehículos xenos y herejes.

¡El enemigo ataca!
«Fuego a discreción», anunció Thassius. Los otros comandantes de carros asintieron. «Cazas xenos en cero-tres-cero», informó uno de los Gladiator.

Thassius giró la ametralladora en la cúpula del carro. Divisó el objetivo casi al instante: un grupo de manchas arremolinadas en la distancia, apenas visibles contra el cielo gris contaminado. Los sensores automáticos de su casco identificaron cada objetivo y los marcaron con un indicador de diamante superpuesto con el rango y la velocidad de acercamiento. Un instante después, los identificó como cazabombarderos orkos.

Tomó los mangos de la ametralladora pesada montada en un pivote que tenía delante y echó el gancho. El sargento Goran lanzó un aviso desde abajo. «Hay orkos y demonios más adelante. Juraría que también están nuestros hermanos traidores».

«A qué distancia?», preguntó Thassius. «Unos 60 segundos», respondió el sargento.

Una escena de combate perturbadora
Thassius activó la transmisión del sensor del Executioner en un subcompartimento de la pantalla de su casco.
Más adelante, a través de la nube de polvo revuelto y el humo de ébano que emergía de una variedad de vehículos pielesverdes desvencijados, apenas pudo distinguir una pila caótica de cuerpos de demonios y xenos intercalados con una variedad aparentemente aleatoria de vehículos. Entre las decenas de explosiones más pequeñas y destellos de bocas de arma, las líneas de rayos ocasionales de los cañones de entropía herejes o los kañonez zzap orkos que quemaban la retina resplandecían más adelante, perfilando la escena de la batalla.

Preparación para más destrucción
Dividió su atención entre los cazabombarderos que se aproximaban y el campo de batalla, aumentando la ampliación y mejorando la imagen de la acometida. Nubes negras más pequeñas, que al principio parecían humo, se movían por su propia voluntad, arremolinándose de un lado a otro contra los objetivos de xenos con un propósito claramente inteligente.
  

Las moscas de la peste infernal acompañaban a los herejes de la Guardia de la Muerte dondequiera que fueran», confirmó el Hereje Astartes. Guardia de la Muerte», anunció Thassius. «Asegurad todas las escotillas. Cambiad a soporte vital interno». Thassius volvió a meterse en el Executioner y cerró la escotilla.

Observó cómo se acercaban las aeronaves pielesverdes, aparentemente sin una formación perceptible, trazando maniobras aleatorias que les permitían evadir o minimizar el fuego disperso que seguía en su camino.

Una locura con método
Los orkos estaban atacando la formación en en el flanco. Thassius subestimó a los xenos. Parecía que había un método para su locura.

Los bólteres pesados en la parte delantera del carro cobraron vida. Thassius comprobó los objetivos del sargento Goran. Estaba disparando a los límites extremos del arma, pero estaba atacando al tumulto general que tenía delante y no apuntaba a un solo objetivo.

El fuego de salida atrajo la atención de uno de los motores demoníacos de la Guardia de la Muerte, un Reptador Revientaplagas, un carro malicioso que, según decían, había sido creado por el mismísimo Primarca daemon Mortarion. Thassius podía sentir la inteligencia maligna en su interior mientras empleaba sus armas. Giró la torreta del Executioner en su dirección.

El espíritu máquina del carro consideró la velocidad y la distancia de acercamiento, fijando el vehículo enemigo en su retícula mientras el arma principal cargaba. «¡Seis, rompe a la derecha!», exclamó una voz, dirigiéndose al Executioner de Thassius. No pudo identificar de quién era.

El sargento Goran reaccionó, girando el carro violentamente hacia la derecha justo cuando Thassius lanzaba una ráfaga destructora al Reptador que había detectado. El movimiento brusco arruinó su disparo y, aunque se desvió de su objetivo, era casi imposible que no impactase en algo o alguien en aquel caos.

En el centro de todo
Casi simultáneamente, una explosión de gran envergadura levantó el lateral izquierdo del Executioner tan alto que Thassius estaba seguro de que volcaría. De alguna manera, Goran enderezó el carro. Entonces, la energía parpadeó en las pantallas y el frente del carro se hundió cuando las placas gravitatorias fallaron.

El Executioner golpeó el suelo con un impacto tan fuerte que podría haber hecho papilla a una tripulación que no fuera Astartes. Thassius miró rápidamente a Nozick Beta-12. El tecnosacerdote había desplegado dos brazos mecánicos adicionales bajo su túnica carmesí. Se agarraron a los lados del compartimento y ayudaron al tecnosacerdote a apoyarse. El Magus miró a Thassius con lentes de ojos brillantes artificiales que jamás pestañeaban como si lo desafiara a encontrar algún error. Parecía que el Magus estaría bien. Pero tenía que estar lamentando y tal vez incluso cuestionando su decisión de acompañar a los Marines Espaciales.

Un informe de la situación
Todavía no hay víctimas. Solo podía ser cuestión de tiempo. Habían sido alcanzados por un mortero del Reptador o por una de las bombas de las aeronaves. Quizás por las dos cosas. ¿Cuánto tiempo tenía que pasar hasta que el enemigo se diera cuenta de que no había logrado una baja limpia y concentrara su atención para acabar con ellos?

El Executioner se balanceó, y la energía parpadeó de nuevo. Thassius sintió los impactos cuando una serie de explosiones resonaron contra el carro y sus alrededores. «¿Vitarian?», llamó al tecnomarine.

«Solo un golpe de refilón. Restaurando funcionalidad», Vitarian sonaba tranquilo, como si este contratiempo fuera una mera nimiedad. «Seis, dos. ¿Seguís con nosotros?». Thassius respondió: «Indomable como siempre, hermano. Esas explosiones aturdieron al espíritu máquina de nuestro sistema. Se está despertando de nuevo. Avanzad hacia el objetivo. Velocidad máxima. Nos uniremos a vosotros en breve».

«Entendido». Lanzaron sus bombas según el criterio y capricho de cada piloto individual.

Apoyo aéreo desconocido
Los lúmenes y las pantallas dentro de la cúpula del Executioner volvieron a la vida.

Otra explosión masiva hizo que el carro se deslizara hacia un lado y la energía se apagó de nuevo, sumiéndolos de nuevo en la oscuridad. «Juro por Guilliman», gritó Goran. «¿Dónde está nuestro apoyo aéreo?».

«Desconocido», respondió Vitarian, imperturbable. «Por poco. O no estaríamos aquí para debatir. Tenemos un problema, hermanos. El último impacto ha causado daños considerables. No puedo restaurar la energía». «¿En absoluto?», preguntó Thassius. Si es así, tendrían que desmontarse de inmediato o caerían ante las ráfagas de las ametralladoras enemigas.

«Un momento», dijo Vitarian mientras evaluaba los daños. «Varios minutos como mínimo». «No disponemos de minutos». Thassius tomó su decisión. «Preparaos para abandonar y desmontar. Nos dispersaremos por otros vehículos y seguiremos».

En línea de nuevo
La voz mecánica y aguda de Nozick Beta-12 se abrió paso en la conversación. «Esta unidad corregirá las deficiencias. Apartaos».

Vitarian hizo todo lo que pudo para apartarse del camino del Magus cuando el tecnosacerdote se levantó del asiento plegable improvisado y extendió las mecadendritas equipadas con enchufes de hardware y las conectó a los receptores vinculados directamente al espíritu máquina del carro. Otros mecanismos se extendieron y brillaron mientras soldaban el conducto para abrirlo y restauraban el cableado interno.

«Progreso», dijo Nozick Beta-12. «Progreso. Progreso». Mientras tanto, sus extremidades parpadeaban de un lado a otro como tentáculos mecánicos. Las pantallas volvieron a la vida. «Funcionalidad parcial restaurada», continuó el Magus.

Un instante después, Thassius sintió como el zumbido de las placas atravesaba la superficie del carro y su armadura. El Executioner se balanceó mientras se levantaba del suelo revuelto mientras recuperaba su estabilidad. «Me temo que el espíritu máquina todavía está inactivo», dijo Vitarian. «No tenemos asistencia de cogitador para el control de incendios». ¿Magus Dominus? Apreciaría cualquier ayuda que pudieras darnos».

«Negativo. No es posible. El espíritu está disgustado y debe ser aplacado. Aumentar el tiempo equivale a disminuirlo. El éxito de la misión se correlaciona. Debemos continuar». Thassius asintió en reconocimiento. «Entonces, lo haremos manualmente. Ponnos en marcha, sargento».

Una voz no identificada
Una voz distorsionada resonó por el comunicador: «¿Sigues con nosotros, hermano?». El tono era burlón. «Hubiera sido una pena haberte perdido ante los xenos».

«Identifícate,» exigió Thassius. «Por supuesto. Tienes el honor de hablar con el campeón Dolgoth Sepk de la Guardia de la Muerte. Así sabrás que fui yo quien te mató».

Un enfrentamiento feroz
Llegados a ese punto, solo un kilómetro los separaba de su objetivo. Meros instantes a la velocidad a la que viajaban. Delante, los demonios y los orkos que luchaban se separaron para permitir que dos Reptadores Revientaplagas se unieran al caos. Dispararon sus morteros de epidemia.

El sargento Goran dio un bandazo. Las explosiones no alcanzaron al Executioner, pero atraparon a un Gladiator Lancero cercano casi directamente. El Lancero logró disparar y dejar un amplio agujero en uno de los Reptadores. Sin embargo, las esporas de peste corrosiva del mortero perforaron y disolvieron el blindaje endurecido de adamantio y ceramita del Gladiator.

Algunos trozos de tamaño considerable del casco se pudrieron y desprendieron, exponiendo el trineo gravitatorio. Un instante después, el Gladiator se estrelló contra el suelo y dio varias vueltas sobre sí. 

Thassius apuntó al Reptador dañado a través del visor conectado a la pantalla de su casco: el disparo que el Lancer le había infligido se cerró lentamente, ya en proceso de curación. Lanzó una ráfaga con el destructor láser pesado y logró un golpe directo, pero pareció tener poco efecto. 

Problemas de energía
«Vitarian, necesito más energía en la batería principal», anunció Thassius.
«Un momento», dijo el tecnomarine. Los motores cambiaron de tono acompañados por un zumbido de energía redirigida. «Prueba ahora».

Thassius apuntó de nuevo, justo a tiempo para ver al Reptador apuntando hacia él con sus armas montadas en barbetas. Alineó su tiro e intentó hacer que coincidiese con el agujero que ya tenía el Reptador para amplificar los daños. 

Disparó un milisegundo antes que el Reptador. El impacto del destructor láser del Executioner arruinó el disparo del Reptador y abrió un agujero en el motor demoníaco. 

Sin dudas
Thassius avistó el segundo Reptador y casi disparó. Pero antes de que pudiera hacerlo, apareció un gigantesco Karrokañón orko. Se estrelló contra el Reptador restante con un enorme rodillo montado en la parte delantera, aplastando parte del vehículo antes de volcar el motor demoníaco y causando daños mortales.

Thassius ajustó su fuego y envió una ráfaga del destructor láser directamente a través del lateral del Karrokañón, alcanzando su depósito de municiones. Fue recompensado con una explosión impresionante que lanzó estallidos de escombros y cuerpos de xenos por los aires y a través del campo de batalla, dejando un rastro de fuego, metal y sangre.

Cuando Goran empujó el carro hacia adelante a través de los restos del Karrokañón y Reptador, Vitarian ajustó las fuerzas gravitatorias de las placas, creando una onda de proa que inmovilizó todo lo que tenían delante y redujo a sus enemigos a manchas sangrientas.

«Furia de Descenso, este es el teniente Thassius. Ya podéis desembarcar. La baliza de teleportación se desplegará momentáneamente». No esperó a recibir contestación. El sargento Goran detuvo el carro y lo hizo girar 180 grados, de modo que la escotilla trasera quedara frente al objetivo. Thassius abandonó su lugar en la torreta. «Vitarian, sube aquí». Intercambiaron puestos y Vitarian despejó el espacio alrededor del carro con el cañón gatling de campaña. La escotilla trasera se abrió.

«¡Detrás de mí, Magus, y te llevaremos hasta tu querida PCE!», grito Thassius. Obtuvo un estallido binario como respuesta cuando el tecnosacerdote permitió que los marines desmontaran.

Una última explosión
Una horda de orkos se interpuso ante ellos, cargando los últimos metros hacia el Executioner. Los Revientainfiernos los derribaron con plasma sobrecalentada mientras desembarcaban. Algunos de los pielesverdes estallaron cuando los rayos los alcanzaron. Thassius activó su espada sierra Astartes y salió del Executioner con ella en la mano derecha y la baliza de teleportación en la izquierda. Percibió movimiento entre él y las ruinas.

Un Mekániko orko colosal se elevó de un hueco del suelo. Thassius supuso que el orko había saltado del Karrokañón, ya que no podía imaginar de dónde podía haber venido. La criatura estaba desgarrada y ensangrentada, con trozos de su propia carne en jirones. Uno de sus colmillos se había partido por la base. Aun así, la criatura lanzó un grito de guerra gutural y atacó a Thassius.

Las grietas supersónicas del cielo desviaron la atención de los combatientes. Las cápsulas de desembarco perforaron las nubes y se precipitaron hacia el planeta que se adivinaba debajo de ellas. El objetivo estaría saturado de Ultramarines en cualquier momento.

Thassius volvió a centrar su atención en el enorme Mekániko orko y sonrió. Aunque no pudo ver su expresión mientras cargaba, podría haber jurado que el xenos le devolvía la sonrisa.


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